Durante la Segunda Guerra Mundial
unas 10.000 jóvenes mujeres trabajaron, sin saberlo, enriqueciendo uranio en un
laboratorio secreto del Departamento de Energía, que formaba parte del Proyecto
Manhattan, que produciría el arma nuclear que el gobierno del presidente Truman
arrojaría sobre Hiroshima. Estas mujeres
operaban los paneles de control de los “calutrones”, unas máquinas que se
usaban para separar los isótopos de uranio y así poder enriquecerlo y usarlo
como combustible nuclear. Ninguna de ellas supo del destino de su trabajo.
Yoshue Harada
Misako Kannabe
Tomoko Nakabayashi
Shigeko Niimoto
Suzue Oshima
Shigeko Sasamori
Masako Tachibana
Hiroko Tasaka
Atsuko Yamamoto
Michiko Yamaoka
Miyoko Matsubara
Todas ellas supervivientes de
Hiroshima formaron parte de un grupo de 25 mujeres conocido como las señoritas
de Hiroshima (Genbaku otome), que viajaron en 1955 a los EEUU para
someterse a cirugías reconstructivas. Sus rostros quedaron desfigurados por
queloides fruto de las quemaduras. Asimismo, al sanar las quemaduras de sus
manos, éstas quedaron semicerradas como si fuesen garras. Estas mujeres, así
como otros afectados por la bomba A, fueron llamados hibakusha, que en japonés
significa "expuestos a la explosión".
Después de la bomba EEUU vivía la
“fiebre del átomo” todo el futuro se presentaba “atómico”, vehículos, electrodomésticos,
la electricidad provendría de centrales nucleares…
El 5 de mayo de 1955, un grupo de
25 mujeres jóvenes viajó a Estados Unidos. El sobrenombre específico que
recibió el grupo —las señoritas de Hiroshima— ganó popularidad cuando las
jóvenes fueron llevadas al Hospital Monte Sinaí de Nueva York para someterlas a
múltiples intervenciones de cirugía reconstructiva. Este muy difundido giro de
los acontecimientos fue en gran parte obra de Cousins, defensor declarado del
desarme nuclear. Tobitt y C. Frank Ortloff, de la Sociedad Religiosa de Amigos,
se encargaron del "problema extremadamente sustancial de los cuidados
extrahospitalarios".
Las señoritas de Hiroshima
trascendieron el círculo médico de las operaciones para ser convocadas por
medios de comunicación y la televisión. En el programa This is your life
presentaron el 11 de mayo de 1955 a dos de las señoritas de Hiroshima, con sus
rostros ocultos a la cámara. En total se hicieron 138 operaciones quirúrgicas a
25 mujeres durante los 18 meses que estuvieron en Estados Unidos.
Ninguna de las mujeres de
Nagasaki, igualmente desfiguradas por el lanzamiento de la bomba Fat Man el 9
de agosto de 1945, estaban en el grupo. No existió una organización benéfica
similar que se ocupara de las víctimas de Nagasaki.
Las mujeres del “calutrón” y las
señoritas de Hiroshima, nunca se conocieron.
Los autores de la barbarie nunca fueron juzgados. Algunos como Robert A. Lewis copiloto del Enola Gay, que arrojó la bomba en Hiroshima llegó a exclamar: “¡Dios mío! ¿Qué hemos hecho? ¿a cuánta gente hemos matado?” Paul Tibbets el comandante de la nave, nunca sintió remordimientos por el bombardeo atómico.
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